Desde hace unos días, Repsol YPF ha intensificado su presencia en televisión con la campaña "Inventemos el futuro", una campaña sugerente: "inventamos la rueda, descubrimos el fuego, inventamos los abrazos, Internet… Si entre todos hemos sido capaces de hacer todo esto, ¿cómo no vamos a ser capaces de proteger lo que más nos importa? Inventemos el futuro".
El manifiesto de la campaña Repsol Mata nos recuerda algunas de cuestiones que ha inventado Repsol YPF y que no menciona en su anuncio: la ocupación territorial en el planeta, extrayendo, refinando y transportando petróleo, tanto en las zonas rurales como en la periferia de las grandes ciudades. El abuso de poder que ejerce sobre las clases dirigentes de todos los países, para que cedan a sus intereses, aunque vayan en contra de la población. El deterioro de la tierra, las reservas de agua, la atmósfera en cada una de las fases de su cadena productiva, sin hacerse cargo de su reparación y sin contabilizar dichas externalidades en el precio final del producto. Los atropellos sociales, culturales y el deterioro de la salud de las poblaciones invadidas en sus bloques de exploración y extracción, así como sus oleoductos y gasoductos. La complicidad y apoyo a dictaduras y conflictos bélicos (Nigeria, Guinea Ecuatorial, Liberia..), al mantener con sus gobiernos relaciones económicas. O la dependencia de un modelo energético que provoca unas altas tasas de mortalidad por accidentes de coche o cáncer de pulmón.
El manifiesto de la campaña Repsol Mata nos recuerda algunas de cuestiones que ha inventado Repsol YPF y que no menciona en su anuncio: la ocupación territorial en el planeta, extrayendo, refinando y transportando petróleo, tanto en las zonas rurales como en la periferia de las grandes ciudades. El abuso de poder que ejerce sobre las clases dirigentes de todos los países, para que cedan a sus intereses, aunque vayan en contra de la población. El deterioro de la tierra, las reservas de agua, la atmósfera en cada una de las fases de su cadena productiva, sin hacerse cargo de su reparación y sin contabilizar dichas externalidades en el precio final del producto. Los atropellos sociales, culturales y el deterioro de la salud de las poblaciones invadidas en sus bloques de exploración y extracción, así como sus oleoductos y gasoductos. La complicidad y apoyo a dictaduras y conflictos bélicos (Nigeria, Guinea Ecuatorial, Liberia..), al mantener con sus gobiernos relaciones económicas. O la dependencia de un modelo energético que provoca unas altas tasas de mortalidad por accidentes de coche o cáncer de pulmón.
Sinceramente, con esta compañera de viaje...no quiero inventar yo mi futuro!!
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