"Me uno de corazón a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires", así comenzaba su rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el 'moderno' de Francisco I. Allí, en Tarragona, se daban cita hoy la Conferencia Episcopal Española, representantes del Gobierno central y del catalán para beatificar a 522 'mártires'.
No se que entendió esta gente (por decirlo de forma educada), cuando en su reciente visita los expertos de la ONU señalaron que “es lamentable la situación de impunidad en los casos de desapariciones forzadas ocurridas durante la Guerra Civil y la dictadura. No hay una investigación penal efectiva en curso ni ninguna persona condenada”. Tampoco se que entienden desde el Gobierno por 'aconfesionalidad del Estado', cuestión recogida en el artículo 16.3 CE.
Me consuela saber que la Coordinadora por la Laicidad y la Dignidad, con el apoyo de más de 50 entidades y ningún representante de los gobiernos central y autonómico, ha organizado un acto paralelo de desagravio en homenaje a las víctimas de la represión franquista.