Mirando la portada de hoy de El país me di cuenta de la frecuencia emocional con la que otorgamos a los inmigrantes el papel de víctimas. Es un buen recurso que nos permite verlos desde arriba, que nos distancia y nos aísla de "su" pobreza, "sus" guerras y "sus" dictaduras. ¿Víctimas? Son héroes. Son mujeres y hombres que no merecen nuestra compasión sino nuestra admiración. Observa cada una de esas caras: ninguno de nosotros alcanza una décima parte de su valor.